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El sector energético es sinónimo de fiabilidad y eficiencia. Ya se trate de redes de calor, sistemas de cogeneración u otros sistemas energéticos, es esencial que funcionen correctamente. En este sentido, la gestión de activos es crucial, pero el cumplimiento -o la satisfacción de los requisitos legales- desempeña un papel igualmente importante. El cumplimiento de la normativa y la gestión de activos se refuerzan mutuamente y, si ambos se integran inteligentemente, el mantenimiento puede llevarse a cabo de forma más eficiente y sostenible.

En este artículo, Hans, Enabler of Assets de Ecopulz, explica cómo la gestión de activos y el cumplimiento de la normativa van de la mano y defiende la ampliación de los intervalos de medición reglamentarios. Mostramos cómo el Inspector de Usuarios (IVG'er) aplicó con éxito este principio a los recipientes y sistemas a presión, ampliando el intervalo de inspección de uno a cuatro años.

Cumplimiento en el sector energético

La conformidad en el sector energético significa cumplir leyes y normativas estrictas en materia de seguridad y medio ambiente. Esto se aplica a instalaciones como recipientes a presión, gases de combustión y vertidos de aguas residuales. Las inspecciones y mediciones periódicas son obligatorias para garantizar que los sistemas funcionan de forma segura y no causan daños innecesarios al medio ambiente.

Muchas empresas abordan el cumplimiento de la normativa como una mera obligación legal, pero existen oportunidades para integrarlo en una estrategia eficaz de gestión de activos. Al vincular los requisitos legales a los procesos de mantenimiento, las empresas no solo pueden cumplir la ley, sino también reducir costes y mejorar el rendimiento de sus sistemas.

Gestión de activos: optimizar el rendimiento

La gestión de activos consiste en gestionar las instalaciones e infraestructuras a lo largo de su ciclo de vida. En el sector energético, esto significa equilibrar eficiencia y seguridad, minimizando al mismo tiempo los fallos inesperados y los tiempos de inactividad. Muchas empresas utilizan intervalos de mantenimiento e inspección estándar para cumplir la ley, sin tener en cuenta el estado real de sus sistemas. Esto puede generar costes de mantenimiento y tiempos de inactividad innecesarios. Un enfoque más inteligente consiste en trabajar con un mantenimiento predictivo, en el que el mantenimiento se realiza en función del estado real del sistema y no de intervalos de tiempo fijos.

Mantenimiento inteligente con supervisión predictiva

El mantenimiento predictivo utiliza tecnologías como sensores y monitorización en tiempo real para hacer un seguimiento continuo del estado de los sistemas. Al integrar esta tecnología en la gestión de activos, las empresas pueden detectar los problemas a tiempo y solucionarlos antes de que se produzcan. Esto ahorra costes, aumenta la fiabilidad y prolonga la vida útil de las instalaciones. Con el análisis predictivo, las empresas pueden gestionar sus sistemas con mayor precisión, mejorando el cumplimiento de las obligaciones operativas y normativas. Esto les permite optimizar las estrategias de mantenimiento al tiempo que cumplen la legislación, sin tiempos de inactividad ni costes innecesarios.

El ejemplo de IVG: optimización de los sistemas de presión

Un buen ejemplo de cómo la gestión de activos y el cumplimiento de la normativa se refuerzan mutuamente es el Inspector de Usuarios (IVG'er). Es responsable de supervisar los recipientes a presión y los sistemas a presión, que están sujetos a normas estrictas debido a los riesgos de seguridad. Tradicionalmente, estos sistemas debían inspeccionarse anualmente. Pero gracias a la supervisión avanzada y el mantenimiento predictivo, el IVG'er ha demostrado que el mantenimiento puede adaptarse mejor al estado real del sistema. El conocimiento continuo del estado de los sistemas de presión permite detectar los problemas a tiempo y realizar un mantenimiento específico, evitando así inspecciones innecesarias. Este enfoque permitió ampliar el intervalo de inspección de uno a cuatro años. El resultado fue un importante ahorro de costes, al tiempo que aumentaba la eficacia y fiabilidad del sistema. Este caso demuestra que combinar el cumplimiento de la normativa con una estrategia inteligente de gestión de activos ayuda a las empresas a reducir los costes de mantenimiento y mejorar el rendimiento de sus sistemas.

Emisiones y gestión del agua: el control, clave de la eficiencia

Además de los sistemas de presión, se aplican normas estrictas a las emisiones y la gestión del agua. Los sistemas energéticos emiten gases de combustión y vierten aguas residuales, que deben medirse y notificarse periódicamente para cumplir la legislación medioambiental. Con herramientas de control avanzadas, las empresas pueden hacer un seguimiento preciso de las emisiones de sus sistemas. Esto permite una intervención más rápida cuando las emisiones o vertidos se acercan a los límites legales. La supervisión continua de los datos aumenta el control y evita que las empresas dependan de inspecciones y mediciones manuales, lo que ahorra tiempo y costes.

El camino hacia la ampliación de los intervalos de medición

Gran parte de la legislación actual prescribe intervalos fijos de medición e inspección, como inspecciones anuales de recipientes a presión o mediciones periódicas de emisiones y vertidos. A menudo se trata de un planteamiento estándar, independientemente del estado real del sistema. Como consecuencia, las empresas llevan a cabo tareas de mantenimiento e inspección que a veces no son necesarias, lo que genera ineficiencias. Con la ayuda de la tecnología inteligente y la supervisión en tiempo real, las empresas pueden conocer mejor el estado de sus sistemas. Como resultado, los intervalos de mantenimiento e inspección pueden ampliarse sin comprometer la seguridad ni el cumplimiento de la legislación. Así se reducen los costes y el tiempo de inactividad y se flexibiliza el cumplimiento de la normativa.

Conclusión: hacia un sistema de cumplimiento más flexible

Integrar el cumplimiento de la normativa en la gestión de activos ofrece a las empresas la posibilidad de gestionar sus sistemas de forma más eficaz y segura. El mantenimiento predictivo y la supervisión en tiempo real desempeñan un papel clave en este sentido. Al supervisar continuamente el estado de los sistemas, las empresas pueden optimizar el mantenimiento y demostrar que basta con inspecciones menos frecuentes. El ejemplo de IVG'er demuestra que los intervalos de inspección pueden ampliarse cuando las necesidades de mantenimiento están debidamente planificadas. Esto también puede aplicarse a otras mediciones obligatorias, como las emisiones y la gestión del agua. Las empresas que implantan tecnología inteligente pueden demostrar que sus sistemas están en buen estado y cumplen la normativa, lo que permite ampliar los intervalos de medición obligatorios.

Al adoptar este enfoque flexible del cumplimiento, las empresas pueden reducir costes, minimizar riesgos y contribuir a un sistema energético más seguro y sostenible al mismo tiempo. La gestión inteligente de activos, centrada en el análisis predictivo y la supervisión en tiempo real, es el camino hacia el futuro de la gestión eficiente de la energía.

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