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La transición térmica plantea retos complejos a las organizaciones del sector energético, especialmente en lo que respecta a la gestión de activos. La gestión de activos tanto físicos como digitales es crucial para alcanzar objetivos sostenibles y garantizar la eficiencia operativa. Cada vez son más las empresas del sector que buscan formas de afrontar estos retos y, al mismo tiempo, cumplir con normativas más estrictas. En este blog, profundizamos en el mundo de la gestión de activos en la transición térmica, explorando cómo la digitalización, la colaboración y un enfoque ecosistémico pueden ayudar a las empresas a tener éxito en este sector en rápida evolución.

Los retos de la transición térmica

La gestión de activos en la transición térmica consiste en coordinar y optimizar los activos físicos y digitales para ofrecer el mejor rendimiento posible. Esto significa que las empresas no solo deben aspirar a una alta disponibilidad operativa, sino también a utilizar su capital de forma eficaz. También se espera de ellas que cumplan unos requisitos medioambientales cada vez más estrictos y que, al mismo tiempo, reduzcan sus costes operativos.

Olaf Jansen, experto en el sector, señala las crecientes presiones a las que se enfrentan las empresas de calefacción. Además de gestionar sus activos, estas empresas también tienen que tener en cuenta la sostenibilidad, abastecerse de diversos proveedores y cumplir normativas como ISO55001 y BRL6000. Todo ello en un contexto de reducción de costes y mayor eficiencia del capital.

Un reto clave para muchas organizaciones es que, con el tiempo, han subcontratado cada vez más trabajo a terceros. Esto puede dar lugar a problemas de integridad y captura de datos, que complican el cumplimiento de la normativa y dificultan el análisis del rendimiento de los activos. Restablecer esta integridad y mejorar la captura de datos es esencial para las empresas activas en la transición térmica.

Digitalización: la clave del éxito

Una solución prometedora a los retos de la gestión de activos es la digitalización. Esto incluye el desarrollo de un ecosistema en el que los activos físicos y digitales se gestionen eficazmente y terceros, como proveedores y contratistas, puedan trabajar juntos sin problemas. La digitalización tiene el potencial de aumentar la transparencia en los flujos de trabajo, facilitando a las empresas la navegación dentro de una red de proveedores y dependencias.

Establecer un ecosistema digital significa que las empresas pueden aprovechar los datos en tiempo real para tomar decisiones más rápidas y eficaces. Por ejemplo, considere el uso de análisis avanzados y aprendizaje automático para identificar patrones y tendencias en los datos de rendimiento de los activos. Esta información puede ayudar a predecir problemas y tomar medidas a tiempo, minimizando el tiempo de inactividad y mejorando la eficiencia operativa.

Sin embargo, desarrollar y gestionar un ecosistema de este tipo puede implicar costes considerables. Muchas empresas dudan en hacer esta inversión por su cuenta. Una alternativa cada vez más popular es recurrir a un coordinador del ecosistema. Este coordinador puede proporcionar visibilidad, acceso y conectividad a soluciones y funcionalidades, al tiempo que reparte el coste entre una comunidad de organizaciones con objetivos similares.

La cooperación como activo estratégico

Además de la digitalización, la colaboración desempeña un papel crucial en el éxito de la gestión de activos en la transición térmica. El sector del calor se enfrenta a grandes retos que no puede resolver una sola organización. Crear asociaciones con otras empresas, gobiernos, institutos de investigación y organizaciones de la sociedad civil es esencial para alcanzar objetivos compartidos.

Colaborar significa no sólo compartir recursos y conocimientos, sino también establecer un ecosistema integrado de partes interesadas. En este ecosistema, las distintas partes trabajan juntas para desarrollar soluciones sostenibles y resistentes para el futuro energético. Compartir datos, mejores prácticas e ideas innovadoras puede crear sinergias que conduzcan a un mejor rendimiento de los activos y a un funcionamiento más eficiente de toda la cadena de valor.

Una parte fundamental de la colaboración es desarrollar una estrategia digital cohesionada que abarque todo el ciclo de vida de los activos. Al conectar los sistemas y las personas a través de datos en tiempo real, las empresas pueden optimizar sus procesos y colaborar sin problemas con proveedores y otros socios.

Pilotos y crecimiento incremental

Aunque la digitalización y la colaboración ofrecen grandes ventajas, es importante subrayar que la transición a un ecosistema integrado lleva tiempo. Las empresas deben adoptar un enfoque gradual para transformar su estrategia de gestión de activos. Una forma eficaz de hacerlo es poner en marcha proyectos piloto centrados en partes específicas del proceso de gestión de activos.

Empezando con proyectos pequeños y definidos, las organizaciones pueden probar el valor de la digitalización y la colaboración de forma controlada. Estos proyectos piloto también ofrecen la oportunidad de aprender y ajustar las estrategias antes de ponerlas en marcha a mayor escala.

La importancia de un enfoque estratégico

Para las empresas activas en la transición térmica, es esencial desarrollar un enfoque estratégico de la gestión de activos. Esto significa que deben ir más allá de la eficiencia operativa y el ahorro de costes, y centrarse también en maximizar el valor de sus activos a lo largo de todo su ciclo de vida. Para ello es necesario invertir en tecnologías que permitan la recopilación y el análisis de datos en tiempo real, así como en el desarrollo de competencias para manejar estas tecnologías.

Además, las empresas deben reconocer que forman parte de un ecosistema más amplio y reflexionar sobre su papel en él. Colaborando de forma proactiva con otras partes interesadas y participando activamente en iniciativas conjuntas, las empresas pueden desempeñar un papel protagonista en la transición térmica.

Mirando al futuro

La transición térmica y los avances asociados en la gestión de activos son un reflejo de los cambios más amplios que está experimentando el sector energético. Las organizaciones se enfrentan al reto de adaptarse a esta nueva realidad, pero al mismo tiempo les ofrece la oportunidad de situarse a la vanguardia de la sostenibilidad y la innovación.

Las empresas que consigan encontrar el equilibrio adecuado entre digitalización, colaboración y un enfoque estratégico de la gestión de activos tendrán una ventaja competitiva en un mercado en rápida evolución. Utilizando datos en tiempo real, colaborando con proveedores y otras partes interesadas e invirtiendo en tecnologías sostenibles, podrán convertir los complejos retos de la transición térmica en oportunidades.

Conclusión

La gestión de activos en la transición térmica no es tarea fácil, pero permite a las organizaciones desempeñar un papel activo en la creación de un futuro energético sostenible y resiliente. Al invertir en digitalización, colaboración y desarrollo estratégico, las empresas no solo pueden satisfacer las demandas de la transición térmica, sino también reforzar su posición competitiva y crear valor para todas las partes interesadas.

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